Como olvidar la eterna enemistad de mi adolescente hermano mayor con mi querida Lolita, la perra que tuvimos por años en casa.
Ya vieja y amargada le daba por acostarse a dormir en la puerta del baño todas las noches, cuando toda la casa estaba a oscuras y todos dormian. Cada vez que Aly se levantaba de madrugada para hacer pipí y accidentalmente la pisaba aquello se escuchaba como una pelea de perros callejera. Lolita se volvía una fiera mordiendo a diestra y siniestra en la oscuridad sin percatarse de a quién. De Aly solo se escuchaban los “Ay”, “Ou”, “Au” correspondientes a cada mordida y entonces Lolita, ya habiendo identificado al contendiente, corría a mi lado y se acurrucaba conmigo en mi cama mientras Aly , cojo, la perseguía.
Cuando este llegaba a mi cuarto ya ella, sintiéndose protegida por mí, le estaba esperando mostrándole los dientes hasta las encías y gruñéndole amenazadoramente (siempre me recordó a "Alien, el 8vo pasajero" cuando hacia eso). De inmediato Aly, lleno de ira y dolor, comenzaba a proferirle gráficas amenazas a través de mi: “nenita, a esa perra la voy a matar… cuando tú te vallas que yo la agarre sola la voy a tirar por el balcón, la voy a matar!... ya vas a ver, la voy a agarrar por el cuello y la voy estrangular… mejor no la dejes sola porque la voy a matar!”. Y la perra, que al parecer sabía que la estaban amenazando a ella, se abalanzaba hacia él ladrándole con odio y mordiendo el aire con violencia, como mostrándole como lo iba a morder la próxima vez que la pisara.
Aquella triste escena solía acabarse cuando mi mamá se levantaba por el escándalo y mandaba a Aly a dormir diciéndole que se callara y dejara de hablar pendejadas que él no iba a matar a nadie!
