jueves, 19 de abril de 2012

La Muerte de Gualdo


Jamás pensé que una de las experiencias más tristes y trágicas que he vivido con una mascota podría convertirse en una historia algo risible al contarla un par de años después.
Mi gatito, Gualdo “El Catamaran” Gaviota (nombre no por pedegree sino por marisqueras nuestras) al parecer se indigesto un día y comenzó a hinchársele la pancita; se quejaba, estaba triste y finalmente se echo en el piso de la cocina muy adolorido a morir. Ahí lo encontramos mi mama y yo ya bastante tarde en una lluviosa noche. No nos quedo de otra más  que sentarnos a su lado a lloriquear también (como si con esto lo aliviáramos de alguna forma) esperando lo inevitable.
En un breve periodo de tiempo sus maullidos comenzaron a hacerse más débiles y distanciados entre si. Los ojos muy abiertos de Gualdo se perdían en una mirada vidriosa y desarticulada hacia el horizonte de ollas y trastos. En poco tiempo el intento de maullar era solo un susurro que ocurría cada 10 seg…  15 seg…  30 seg…  1 min………  y comienza la tragedia:
-      -Ay mami se murió ahora si el pobreciiito… (inicio de llanto impetuoso y desbordado)
-          -Pobrecito - acento maracucho - cerrale los ojos (snif, snif)
-          (mi llanto se detiene ipso facto dando paso a cara de “susto con no me jodas”) -Cerraselos tú!
Porque justo en este momento aparece el inevitable miedo a lo “recién-muerto” y nadie quiere tocar al difunto. Es ese terror fantasmagórico sembrado en nuestros subconscientes por años y años de películas de zombis. Todo lo que piensas es que el muerto de repente no esta tan muerto y tal vez se despierte con los ojos volteados pelándote los dientes, reclamando tu cerebro…! Uy que miedo!  Y luego dicen que la tv no fríe las neuronas.
Tristemente la autoridad materna pudo más que mi miedo patológico y solo bastó una expresión amenazante bien conocida por mí, acompañada de un:
-          -QUE SE LOS CERRÉIS TE DIJE!!!
Resignada y llorosa (por tristeza y miedo) comencé a estirar mi mano temblorosa hacia los ojos del inmóvil felino, pero justo a un par de cm de alcanzarlo se escucho un débil suspiro y un “Meeeeaaawoooo…”.
Dios Mío Santísimo, que susto!  Ambas saltamos hacia atrás despavoridas. Esta vivo aun! Nuevamente nos ataca la lloradera, pobre gatito se prolonga su sufrimiento… Nos quedamos observándolo a ver si ha vuelto de entre los muertos para quedarse o solo para espantarnos. Pero nuevamente 30 seg…  1 min… 2 min … (por si acaso)… 3 min…….
-          -Ahora sí, aquí fue, ya se murió mami (cara de tristeza resignada y ya sin llanto)
-          -Vai pues, cerrale los ojos…
-          -Maaamiiiii… snif, snif…
-          -Cerraselos nenita!
Una vez más intento cerrar los exageradamente abiertos ojos de Gualdo, ahora con el temor de un nuevo susto y justo casi al rozarlo otro: “Meeeeeaaawoooo…..” Y el susto!
-          -MIER… TA VIVO,  MAMI!
-          -Cuando es que se va a morir este gato pues? Ya llevamos rato en esto!
-          -Cuanto tenemos que esperar?
-          -Ni idea.
-          -Bueno, vamos a esperar ahora que deje de respirar por 10 min pa estar seguras.
-          -Sera.
Suena sádico pero así fue, nos quedamos ahí sentadas escuchando el últimos suspiro (varias veces) del pobre gatito moribundo. Ya no nos asustaba. Lamento reconocer que ya queríamos que se muriera, tanto por detener su sufrimiento, como por ya acabar con el trajín.
Finalmente, luego de largo rato y de varias resurrecciones milagrosas, Gualdito se murió; lo supimos porque se puso rígido de inmediato y no hubo manera de cerrale los ojos. Se fue al mas allá con la mirada chueca el pobre.
Pero ahí a penas comenzó la peor parte.
Lo envolvimos en trapos y lo metimos a un tobo. Nos armamos de cucharones soperos y nos fuimos a enterrarlo.
Lloviznaba, había millones se sancudos atacándonos como kamikazes, el terreno era difícil, lleno de piedras y botellas enterradas, las cucharas se doblaban, era muy tarde, todo estaba solo…
-          -Este “bendito” gato de “miercoles” que se tuvo que venir a morir justo ahorita…
-          -Y de paso es tan grande y ni las patas se le pudieron doblar al “agraciado”!
-          -Te dije que se las doblaras cuando aún estaba fresco, carajita!
-          -Y porque no se las doblaste tu?
-          -Ve! No me hagáis arrechar que ya estoy que lo tiro en el pipote pa que se lo lleve el aseo!
-          -Aaaayyyy no mami, tampoco así…
-          -No cabo más! Ya cabe?
-          -De ancho si pero de alto no.
-          -Así quedó, metélo!
-          -Pero mami…
-          -QUE LO METÁIS!
-          -Bue…. (lo meto) le sobresale la pancita, es que esta muy hinchado…
-          -De bol@s! si se comía todo lo que se dejaba al descuido! TAPÁLO!
-          -Pero es que sobresale!
-          -Que lo tapéis y después le dejamos caer unas piedras grandes arriba.
-          -En serio?
-          -DALE!
Y así fue como Gualdo quedo medio sepultado aquella noche tan sucedida.
La verdad siempre me quedo la duda de si realmente ya estaba muerto cuando lo enterramos  o lo matamos al dejarle caer aquellos escombros de concreto tan bruscamente? QEPD.

1 comentario:

  1. nenis me encanto! pobre Gualdo, esta no me la sabia! me imagino la cara de mi tia cuando te decia todas las frases citadas.. jajajaj!

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