martes, 20 de septiembre de 2011

La Persecución


Hoy baje a Ovidio a caminar y hacer sus necesidades. 
Abajo había un perrito chiquitito, como un pinscher. Estaba suelto, escapado, asustado, correteando de aquí para allá... 
Su dueño le llamaba desde afuera del edificio, no podía entrar porque las rejas del estacionamiento estaban cerradas. Me dijo: por favor atrápalo! Pero Ovidio es un necio y el correteaba al perrito para jugar con él y no me dejaba atraparlo. El perrito le huía pues le tenía miedo. 
Entonces este era el panorama: el perrito corría adelante a toda velocidad, detrás Ovidio ladrándole como loco para jugar y de ultima yo gritando y amenazando de muerte a Ovidio para que lo dejara. Parecía aquella caricatura donde el León persigue al africanito y este a su vez a un cuervo todo al ritmo de una tonta cancioncita? auméntele las revoluciones y tendras una idea de nosotros 3.  




El perrito comenzó a subir las escaleras; en el primer piso habían unos 5 niños  de entre 5 y 7 años jugando. Y les grité también: atrápenlo que se escapo! Pero los niños tuvieron miedo y se montaron todos en las rejas, como si fuera un cocodrilo! PERO SI ES UN PERRITO CHIWAWEÑO POR DIOS SANTO!. 
Al final el perrito entro por un pasillo y quedo acorralado en una esquina, yo entre por el pero Ovidio, que venia detrás de mi golpeo la reja y nos encerró a los 3 en el pasillo. 
Tras agarrar al perrito me toco con mucha pena molestar a alguien de ese pasillo para que nos dejara salir. Cuando le entregue el perro al muchacho, este no paraba de reírse. Al menos me lo agradeció mucho. 
A Ovidio a veces se le fríen las neuronas cuando ve un perro más pequeño que el.

 

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